Arturo Estrada Hernández nació en Panindícuaro, Michoacán, y desde joven mostró una gran sensibilidad artística. A los 17 años, se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en “La Esmeralda”, donde fue alumno de maestros como Frida Kahlo y Diego Rivera. Estas influencias marcaron significativamente su vida y carrera artística. Estrada se destacó en el movimiento muralista junto a Jose Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, desarrollando una obra intensa y emocional.
Durante su segundo año en “La Esmeralda”, Estrada y otros alumnos, conocidos como “Los Fridos” (incluyendo a Fanny Rabel y Guillermo Monroy}, recibieron lecciones de Frida Kahlo en su casa en Coyoacán.
Frida Kahlo fomentó su creatividad y enfoque en la realidad social. Estas enseñanzas y el contexto histórico dieron origen a los estilos distintivos de “Los Fridos”.
En 7944, Frida impulsó a sus alumnos a crear un mural en la pulquería La Rosita. Mas tarde, en 1955, pintaron otro mural en la Casa de la Madre Soltera Josefa Ortiz de Domínguez, abordaron temas como la unidad y la liberación de la mujer.
Estrada aprendió técnicas diversas gracias a Frida, a quien describe como encantadora y motivadora. Esta influencia es evidente en sus primeros trabajos. Con Frida, Estrada consolidó sus conocimientos y se integró a la cultura popular.
¿Sabías que? En 1957, Marcel Duchamp compró una pintura de Estrada y le ayudó a obtener una beca para viajar a Europa, donde visitó museos importantes y vio su obra expuesta junto a las de Salvador Dalí y Frida Kahlo.
Estrada encontró en el arte la libertad para expresar todo lo que imaginaba, desde escenas cotidianas hasta composiciones fantásticas. Sus obras, llenas de color y vida, reflejan tanto la belleza como las injusticias de su entorno. A pesar de los temas duros, sus pinturas mantienen una vibrante paleta de colores.
Al final de la vida de Frida Kahlo, Estrada pintó una conmovedora obra representando su lecho de muerte, lo que también llevó a Diego Rivera a pedirle un retrato similar para el.
Con casi cien años de vida, Arturo Estrada ha mantenido siempre el ímpetu y la creatividad. Su obra es un testimonio de su profunda conexión con la cultura mexicana y su capacidad para reflejar tanto la belleza como las injusticias de su tiempo.
